“yo soy nieto de un asesinado por el régimen asesino de Franco, el delito de mi abuelo fue el beber mas de la cuenta y plantar cara al cacique del pueblo, no le dio tiempo ni de ir a despejarla a su casa. Mi madre no sabe en que cuneta se encuentra y su mayor deseo es algún día meterlo en el nicho en la que va a ser enterrada; para mi madre no es memoria histórica, es memoria personal.”
(Vaserqno. 24 de Julio, blog miradas3).
PERDONES Y OLVIDOS.
Aunque mi abuelo Belarmino fue objeto de un doble intento de “paseillo” (falangistas primero… “escapaos” después), tuvo la suerte de que, en ambos casos, personas que lo conocían intercedieran por él y no terminase en una cuneta como desgraciadamente le ocurrió al abuelo de nuestro compañero de foro Vaserqno. Ahora, dice él, la ilusión de su madre es encontrar sus restos, rendirles tributo y enterrarlos en el nicho junto a ella.
La Guerra Civil y sus terribles consecuencias siguen siendo objeto de una enorme controversia. Las historias personales continúan vivas en la mente de los familiares y amigos de los afectados como, por otra parte, era lógico suponer. Nadie puede olvidar la pérdida de un ser querido sin que un día, tarde o temprano, los viejos recuerdos afloren como una boya sumergida vuelve a flotar en el agua de forma inexorable y quieran saber, quieran conocer el destino de los suyos.
Argumenta el escritor británico Paul Preston en su libro “El Gran Manipulador” : “Como quizás era de esperar –pese al “pacto del olvido” (durante la Transición)-, a los setenta años del inicio, la Guerra Civil española y sus secuelas han vuelto a ser motivo de amargas y enconadas discusiones. Los libros, los artículos, los documentales y las noticias sobre las excavaciones (en busca de fusilados) han molestado a mucha gente, y no solamente a los verdugos supervivientes y sus familiares. El malestar ha llegado por supuesto a los que todavía añoran al desaparecido dictador, pero se ha extendido también a algunos sectores de la sociedad más conscientes de los beneficios económicos del régimen de Franco que preocupados por sus costes humanos y morales”.
A mí, particularmente, me sigue llamando la atención que cada vez que son exhumados los restos de represaliados del bando republicano, salgan en tromba los “Coros del Olvido” recordando las “checas”, “paracuellos”, etcétera… para ¿justificar? los horrores de la represión de la dictadura hacia los “vencidos”. Y digo de la dictadura, no sólo durante la posguerra, sino de toda la etapa histórica del régimen de Franco. Hasta el día de su muerte, el generalísimo que jugaba a las quinielas y creía en unos “polvos mágicos” para convertir el agua en petróleo, mantuvo la división entre españoles buenos y españoles malos. Esta es una cuestión que señalan los historiadores: la falta de perdón hacia los vencidos, perseguidos sin tregua hasta el último día de la dictadura. Ni perdón, ni reconciliación; sólo menosprecio y represión.
Como dice Paul Preston en el libro anteriormente reseñado “¿no será el legado más duradero de Franco el perpetuar la división entre vencedores y vencidos?”.
Creo que sólo los nietos de nuestra generación serán capaces de “pasar página” verdaderamente. Hasta entonces, seguiremos viviendo en la controversia. La madre de Vaserqno tiene todo el derecho a saber dónde están los restos de su padre asesinado, rescatarlos y honrar su memoria (pública o privadamente, como a ella le apetezca).
Perdón, sí…Olvido, no. Una lección que debemos aprender, creo yo, porque ya se sabe: “Un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”
domingo, agosto 31, 2008
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2 comentarios:
Tres comentarios:
1. Franco no esa era el tonto del haba que tratas de presentar.
2.Es verdad que durante la guerra no paró hasta conseguir sus últimos objetivos, pero de ahí a decir que mataba por matar. He conocido escapaos que no tenían las manos manchadas de sangre que se entregaron y terminaron sus días en la cama.
3. Es lógico y legítimo que cada familia recupere los restos de sus familiares,inocentes en la mayoría de los casos,ya sabemos las fechorías de los falangistas, pero en algunos casos y digo solo en algunos casos conviene no darles mucho pávulo, ya que lo que eran unos asesinos.
En este mismo artículo aparece el nombre de Jacinto el maestro del comite de Vega, que ordenaba darles el pasapan a algunos. Eso sí, con un juicio justo....Ja.Ja.
Estimado anónimo: permíteme que te haga varias consideraciones respecto a tu escrito.
En primer lugar yo no creo Franco fuese un "tonto el haba". Prueba de su inteligencia es que fue capaz de mantenerse tantos años en el poder, arrinconando o poniendo en el ostracismo a quien, desde sus filas, pudo o quiso hacerle sombra. Aprovechó las coyunturas internacionales (guerra fría)para perpetuarse en el poder e incluso quiso dejarlo todo "atado y bien atado". Osea, de tonto el haba nada. si te refieres lo de "tonto el haba" por mi referencia a que jugaba a las quinielas y se dejó embaucar por un timador que le convenció que tenía la fórmula para convertïr unos polvos en petróleo te diré que ambas cosas son verdad verdadera y documentada. Debilidades del "vigía de occidente"
En ningún momento se dice en mi escrito que "mataba por matar".No sé de donde has podido sacar esa conclusión... lo que he dicho es que su régimen persiguió y no perdonó a ninguno de sus oponentes. Ha sido uno de los casos de "libro" sobre la falta de reconciliación que destacan muchos historiadores. Hasta el último d´ia dividió a los españoles entre vencedores y vencidos (y sino, vete a las hemerotecas y revisa los discursos en sus últimos años de vida)
Respecto a las barbaridades, nadie duda que esas barbaridades se cometieron en ambas partes. Dices que hubo escapados que murieron en la cama, pero también hubo muchos inocentes que murieron en las cunetas sin otra justificación que caerle mal al "mandamás de turno".
Finalmente, permíteme que muestre mi perplejidad porque terminas tu comentario diciendo:
"En este mismo artículo aparece el nombre de Jacinto el maestro del comite de Vega, que ordenaba darles el pasapan a algunos. Eso sí, con un juicio justo....ja,ja,ja".
¿Dónde hablo yo del tal Jacinto?
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