lunes, enero 07, 2008

"En mis novelas y cuentos trato de reflejar realidades y de inventar ficciones capaces de divertir al lector, en el sentido de apartarlo, momentáneamente al menos, de sus quehaceres, contrariedades y preocupaciones." ( 2003).

Don Ramón Carnicer.
«Vivimos como los animales del monte, a ver si se acuerdan de nosotros». Esta fue la frase que, como un dardo que hace diana, le lanzó a don Ramón Carnicer una mujer de La Cabrera, Justina, subida en un carro con ruedas “romanas” (prácticamente hoy desaparecidas). Corría el año 1962. Don Ramón quiso experimentar cómo era la gente más humilde de su tierra y, por ello, realizó un viaje que terminó trasformándose en libro dos años después bajo el título 'Donde las Hurdes se llaman Cabrera'.

Mi encuentro con la literatura de don Ramón se produjo en los últimos años de la década de los 60 a través de un libro al que acudo por su frescura o cuando ataca la nostalgia. “Cuentos de ayer y de hoy” es un compendio de relatos en el que, bajo el nombre imaginario de Villavieja, nos cuenta la polémica instalación de los urinarios en la plaza de nuestra villa o ese fantástico pasaje del supuesto inspector sanitario que es descubierto a raíz de los efluvios de un merecido homenaje.

Don Ramón era un villafranquino “de pura cepa”.Huérfano de padre a muy temprana edad, estudia en la villa el bachillerato elemental y gana por oposición una plaza en Correos al año siguiente de la proclamación de la República en nuestro país. La guerra civil y sus consecuencias las vivirá personalmente de forma traumática al ser asesinados su cuñado Francisco y su tío sacerdote Bernardo. En la década de los 40 accede a la universidad, donde deja una profunda huella como enseñante y por su compromiso antifranquista.

No he tenido la suerte de conocerle pero sí creo haberme acercado a su personalidad a través de su obra: las memorias, que publicó en dos volúmenes -"Friso menor" y "Codicilo"-, “Los árboles de oro”, “También murió Manceñido”, “Gracias y desgracias de Castilla La Vieja”, “Todas las noches amanece” o las ya citadas “Cuentos de ayer y de hoy” o “Donde las Hurdes se llaman Cabrera” son mezcla de vivencias y reflexiones personales que nos acercan a ese hombre elegante y espigado, intelectualmente siempre despierto, que llevó Villafranca y a las gentes del Bierzo en su corazón.

Gracias Don Ramón por las horas que nos ha hecho reir, pensar e imaginar... muchas gracias.

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