lunes, mayo 07, 2007

“SINFONOLA 2000”

“Nunca te podré olvidar

porque me enseñaste a amar

con un sorbito de champán

brindando por el nuevo amor

la suave luz de aquel rincón
hizo latir mi corazón”.

“SINFONOLA 2000”

Galopa el año 67. Es verano. En la villa comienzan a proliferar los primeros televisores. Quien tiene uno en casa...es el rey... Los demás: “ajo y agua”... a buscarse la vida en casa de los amigos o en los escasos bares que tienen ese “aparato do demo”, según la exacta definición de Olimpia, mi abuela materna, e Inocencio, mi abuelo paterno.Sin embargo, con 13 años recién cumplidos, un nuevo artilugio viene a trastocar las apacibles noches veraniegas de la infancia, dedicadas, hasta entonces, a jugar al “bote” , la peonza, los partidos de fútbol con chapas o a “la una anda la mula”... Sin saberlo, una época comenzaba a tocar a su fin... otra se abría de par en par y traía debajo del brazo del destino nuevas sensaciones...nuevos caminos de la vida.
Mi amigo “Pepén” me puso en vilo:

-Joé, “Fetín” (un “cariñoso” mote puesto e impuesto por el cura-torturador), Manolo el del Sevilla ha traído una “máquina de discos” .
-¿Cómo una máquina de discos?.
-Si hombre sí.. Una máquina grande de discos.
Metes una peseta y tiene unas teclas para elegir y oír dos canciones que quieras.
“Por eso tú... (be my, be my baby)
Tú serás mi baby... (be my, be my baby)
Sólo tú mi baby... (be my, be my baby)
Baby de mi amor..”
“Pepén” no me dio más explicaciones... Me pasó la mano por el hombro y, como arrastrado por una poderosa e inexplicable fortaleza interior (y exterior, sin duda, porque ya por aquél entonces estaba “cachas”) me llevó en volandas hasta la plaza
Cuando llegamos al “Sevilla”, mis ojos no daban crédito. Ante mí, bajo los soportales donde se ponían los veladores, había una hermosa máquina, marca “Sinfonola 2000”, con luces en el interior y los éxitos del momento y otras canciones muy populares entre el distinguido repertorio:
Mira, me dijo mi amigo:
“A – 2”: “Ansiedad, de Nat King Cole.”
“B – 6”: “Quince años tiene mi amor, del Dúo Dinámico”
“C – 4”: “Con un sorbito de champán, de Los Bríncos”.
"Pepén” seguía leyendo lo que yo leía a su vez con toda avidez... Allí estaban todos los éxitos del momento, incluido uno que a mi padre le ponía los pelos de punta cada vez que yo subía el volumen de su radio para tararearla: el “Black is black” de Los Bravos.
Creo que no me separé de la dichosa sinfonola durante todo el verano. Todo el dinero que caía en mi poder iba a parar a la máquina de Manolo. Hasta el punto de que, al verano siguiente y tras aprobar cuarto y reválida de pura “chiripa”, mi padre no tuvo más remedio que acceder a mis deseos y comprarme un tocadiscos pequeño, a pilas, marca “Askar”. Fue un regalo del que el señor Lisardo estuvo varios años arrepentido. Por variados motivos: me lo llevaba a todos los sitios, no paraba de gastar pilas, comenzaron los primeros “guateques” y los discos que compraba no eran de tangos o pasodobles como a él le hubiese gustado (tenías que haber visto la cara cuando escuchó el primer disco de Jimi Hendrix o Miles Davis)

La tele nos cambió la vida. Nos abrió los ojos al mundo... La música, sin embargo, nos llevó hacia caminos inexplorados hasta entonces y, sobre todo, nos hizo comenzar a soñar de otra manera... en otras cosas...
Mayo 2007

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