“Nunca te podré olvidar
porque me enseñaste a amar
con un sorbito de champán
brindando por el nuevo amor
“SINFONOLA 2000”
Galopa el año 67. Es verano. En la villa comienzan a proliferar los primeros televisores. Quien tiene uno en casa...es el rey... Los demás: “ajo y agua”... a buscarse la vida en casa de los amigos o en los escasos bares que tienen ese “aparato do demo”, según la exacta definición de Olimpia, mi abuela materna, e Inocencio, mi abuelo paterno.Sin embargo, con 13 años recién cumplidos, un nuevo artilugio viene a trastocar las apacibles noches veraniegas de la infancia, dedicadas, hasta entonces, a jugar al “bote” , la peonza, los partidos de fútbol con chapas o a “la una anda la mula”... Sin saberlo, una época comenzaba a tocar a su fin... otra se abría de par en par y traía debajo del brazo del destino nuevas sensaciones...nuevos caminos de la vida.
Mi amigo “Pepén” me puso en vilo:
“Pepén” no me dio más explicaciones... Me pasó la mano por el hombro y, como arrastrado por una poderosa e inexplicable fortaleza interior (y exterior, sin duda, porque ya por aquél entonces estaba “cachas”) me llevó en volandas hasta la plaza“Por eso tú... (be my, be my baby)Tú serás mi baby... (be my, be my baby)Sólo tú mi baby... (be my, be my baby)Baby de mi amor..”
"Pepén” seguía leyendo lo que yo leía a su vez con toda avidez... Allí estaban todos los éxitos del momento, incluido uno que a mi padre le ponía los pelos de punta cada vez que yo subía el volumen de su radio para tararearla: el “Black is black” de Los Bravos.“A – 2”: “Ansiedad, de Nat King Cole.”“B – 6”: “Quince años tiene mi amor, del Dúo Dinámico”“C – 4”: “Con un sorbito de champán, de Los Bríncos”.
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