Villafranca no era menos. En mi infancia formaba parte del paisanaje popular de la Villa un hombre menudo, de tez morena, cara sonrosada, chaqueta de pana (en invierno y verano) que apoyaba la contraída pierna derecha en un inseparable cayado utilizado con una doble finalidad: por una parte para ayudarse al andar y, por otra, como amenazadora arma para ahuyentar a los casquivanos niños que íbamos trás él... Nunca supe su verdadero nombre... Todo el mundo le llamaba Marchena.
Un dia pregunté el motivo de de ese enigmático nombre. Alguien, no recuerdo quien, me dijo que era villafranquino... otro por el contrario, que le venía el nombre de su pueblo natal: una localidad andaluza. Hoy todavía sigo con la duda de si esta última explicación responde a la verdad o era una bola como la de los "biobardos". Marchena era el pregonero "oficial". Todo pregonero que se precie tiene un instrumento de reclamo. La mayoría de las veces era un cornetín.... Sin embargo Marchena era peculiar en todo: ni cornetín, ni centellas... su instrumento era un tambor recogido a su cuerpo menudo por un enorme cinto de cuero oscurecido por los años de uso. Desde la Plaza a la Kábila, pasando por el Castillo, Campo Alto y Bajo, Calle del Agua, Barrio de los Tejedores... Marchena hacía saber a los villafranquinos de los cortes de agua luz y otros acontecimientos. Además, anunciaba las películas de cine y a una de ellas me voy a referir para terminar.
El día que estrenaron "Los Cañones de Navarone", Marchena salió del edificio del ayuntamiento en la plaza... su primera parada fue El Campairo. Allí hizo redoblar su tambor, se puso lentamente sus inseparables gafas y comenzó a leer en voz alta...
-"Hoy, en el cine villafranquino, en sesiones de siete de la tarde y once menos cuarto de la noche estreno de la famosa película de guerra Los Cañones...(pausa)... Los Cañones de...(silencio)... Los Cañones de... (silencio)
Un vecino asomado al balcón, al verlo "encasquillado" , le preguntó en voz alta:
"Marchena... ¿los Cañones de qué,.. joder?..
Su respuesta fue rápida y contundente: "Los Cañones de los Cojones"... dió media vuelta y, sin el redoble de despedida, se marchó...
Y es que Marchena era un personaje con un punto de gracejo trufado de mala leche cuando intentaban ponerlo en evidencia. Su figura permanece viva en mi memoria
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