jueves, enero 11, 2007

El MERCADO DE ABASTOS.

Hoy es sólo una explanada embaldosada de piedra.... Hace años, por el contrario, era el principal “centro comercial” de la villa.
A los más jóvenes habrá que contarles que el mercado de abastos estaba situado en la actual explanada a la izquierda de la iglesia de San Nicolás. Edificio rectangular, abierto por tres de sus cuatro costados, sustentado por columnas y un muro de un metro mirando a la carretera, el mercado contaba con una decena de puestos dedicados a la venta de fruta, verdura, carne, pescado...y mucho más.... -Inés, dame una peseta de pipas y un chicle “bazoka” -Teis bolsillo?, preguntaba Inés tras sus gafas de montura negra. -Si. -Pois ven eiquí. Enfundada en una “toquilla” negra, Inés cogía un vasito de plástico blanco, lo llenaba de pipas hasta rebosar y me volcaba su contenido en el bolsillo. Inés regentaba un puesto de fruta y verdura..... y lo más importante...un magnífico carrito de “chucherías” al que yo acudía raudo y veloz en cuanto caía en mi poder alguna propina de mis padres, tíos o cualquier “pagano” que se me pusiese a tiro . Vendía pitillos de tabaco sueltos a los mozos (entre sus clientes nuestro forero Pancho) y era el puesto más cercano a la tienda de ultramarinos de la siempre trabajadora saga de Los Campelo, una tienda de dos puertas, llena siempre de mercancía a la que me mandaban a comprar un exquisito manjar en días señalados: bonito en escabeche. Inés, Refugio y Perancho eran tres vendedoras de fruta y verdura del mercado. Cada una de ellas tenía una seleción de las frutas más me gustaban: Inés vendía unas manzanas de invierno pequeñas pero dulcísimas (en casa las llamaban "manzanas de San Juan"..desconozco el motivo)... Las granadas de Perancho eran inigualables y Refugio atesoraba dos de las frutas "más de lo más": los aceroles (rojos y,sobre todo, los amarillos) y los membrillos de la huerta de Vilela-Horta...imprescindibles para el paladar cuando declinaba el verano. Los fines de semana de invierno, enfundado hasta las cejas, mi madre me llevaba al mercado a por otros "objetivos": unos berberechos comprados a “Balixa” o a “Pepita” para abrir en la hirviente plancha de la cocina... unas sardinas, congrio, “xurelos”... lo que fuera...todo estaba bueno y fresco. Un camión Coruña-Bembibre depositaba a medianoche un buen número de cajas de pescado subastadas a media tarde en la lonja de la capital gallega. Me quedan varios nombres en el tintero de los que hablaremos otro día.... El motivo es,estimados foreros, para no forzar más,por hoy, las papilas gustativas...

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