Así, más o menos, reza una frase de un libro dedicado a la vida del santo, propiedad de mi abuela Olimpia, aprendida de memoria durante mi niñez... La Feria de San Antonio era la primera fiesta grande del verano. La celebración comenzaba ya el día anterior cuando la cuadrilla municipal comenzaba a pintar en el suelo rayas para dividir el terreno donde se ubicaban los puestos. Era el pistoletazo de salida. A partir de ese momento, entrada ya la tarde, comenzaban a llegar los primeros tenderos.. Los vendedores de utensilios de barro, loza y primeros recipientes de plástico (fantástica novedad por aquél entonces) ocupaban la alameda del jardín en la acera del bar de Deni, la Divina Pastora y la carpintería de Palolo. En la otra acera, parte de la quincallería (navajas, cucharas y útiles de todo tipo para el hogar). Los vendedores de quesos, jamón, chorizo, pan y otros artículos de alimentación se extendían por la acera de la carretera hasta la altura de la fonda de la señora Rosita. A partir de ahí, reinaban los pulpeiros y pulpeiras. Frente a San Nicolás y hasta la plaza, los puestos de ropa....y , delante del mercado de abastos, las frutas, verduras y.... los puestos de chicharro en escabeche... uno de los manjares de mi infancia, adolescencia, ¿madurez?, ¿vejez? y, si existe el más allá,.. de mi futura vida....¡¡¡No sólo de botillos, chorizos, cachelos y pasteles vive el hombre¡¡¡ La Feria de San Antonio, sin embargo, tenía otro aliciente que yo curioseaba año tras año. Desde el actual parque infantil, pasando por el Campo Bajo, toda la parte baja de la Herradura del jardín, la actual plaza de la Xirula (algún día hablaremos de los lavaderos públicos y la fuente de Cubero) y hasta la bodega de Palacio de Arganza se extendía la feria de ganado. Allí se comerciaba con terneros y ovejas, caballos y vacas, gallos y gallinas... todo animal susceptible de ser vendido pasaba varias fases: primer vistazo ,...después...un ojeo más detallado , posteriomente, la petición de precio, ...el regateo, ...el amago de marcharse,... de nuevo el regateo y,.... si había suerte, finalmente el trato rubricado con un apretón de manos. Era una ceremonia magnífica, como magníficos eran los enormes fajos de billetes que sacaban a relucir los tratantes de ganado....billetes de cien, quinientas y mil pesetas empaquetados habitualmente con una goma... Tras una mañana de “inspección” por toda la feria y un “rabo” de regalo del señor Luis “Nixo”, lo mejor estaba por llegar.... En la mesa de la cocina de mi casa ,me estaba esperando una empanada de carne y una cazuela con chicharro en escabeche.... junto a la primera sandía de la temporada. En San Antonio... quien pueda estar...¡¡¡ QUE LO DISFRUTE
sábado, enero 20, 2007
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